Naturaleza vs. Crianza
- ian fontaine
- hace 53 minutos
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Cómo la Historia Médica y la Genética Influyen en el Comportamiento Canino
Una gran parte del comportamiento de un perro está moldeada por su entorno, su adiestramiento y su crianza; sin embargo, estos no son los únicos factores implicados. Probablemente hayas escuchado la frase “Naturaleza vs. Crianza”.
Es importante entender esto porque es fácil culpar directamente al dueño o al entorno del perro por conductas no deseadas. Pero, como veremos, hay mucho más que considerar.
De Lobo a Perro Doméstico


Como muchos saben, gran parte de los comportamientos que vemos en los perros están influenciados por su raza. Esto se debe a que los humanos hemos criado selectivamente —en esencia, modificado genéticamente— a los perros durante miles de años.
Todo comenzó mucho antes de que existieran las razas modernas, cuando lobos y humanos primitivos formaron una relación mutuamente beneficiosa. Los lobos menos temerosos y más cooperativos se acercaban a los campamentos humanos para alimentarse de restos. Con el tiempo, estos animales se volvieron más dóciles y accesibles, y estas características se transmitieron a su descendencia.
A medida que los humanos aprendían más sobre estos primeros perros, empezaron a seleccionar y criar individuos con cualidades útiles para la supervivencia: vigilancia, caza, pastoreo o tiro de trineos. Así nacieron las líneas de trabajo: perros criados para labores específicas, con impulsos y niveles de energía especializados.

Tendencias de Comportamiento Heredadas
Cada trabajo produjo predisposiciones conductuales distintas:
• Razas de guarda – Más territoriales, menos confiadas con extraños, más posesivas de sus recursos y siempre alertas.
• Razas de pastoreo – Muy observadoras, rápidas para notar cualquier cambio, a veces ansiosas, con tendencia a morder suavemente para guiar, como harían con el ganado.
• Terriers – Criados para cazar y matar animales subterráneos; suelen ser excavadores persistentes con un fuerte instinto de presa.
• Sabuesos – Guiados por el olfato al punto de desconectarse de todo lo demás cuando están rastreando.
Estas habilidades vinieron acompañadas de sistemas sensoriales muy finos que, si bien eran útiles para el trabajo, pueden provocar sobrecarga sensorial en un hogar moderno. Sus reacciones ante ciertos estímulos no son solo aprendidas, muchas veces están inscritas en su ADN.
Cría Selectiva por Apariencia
Con el tiempo, la cría dejó de ser únicamente por funcionalidad y pasó a incluir aspectos como apariencia, comodidad y compañía. Esto nos dio la gran diversidad de formas, tamaños y tipos de pelaje que vemos hoy, pero también incrementó el riesgo de ciertas enfermedades y problemas estructurales que pueden influir en el comportamiento.
La Influencia de la Salud en el Comportamiento
Cualquier condición de salud —ya sea aguda o crónica— puede contribuir a cambios de comportamiento. El dolor, la incomodidad o la irritación pueden volver a un perro más irritable, defensivo o incluso agresivo.
Por ejemplo:
• Infecciones de oído – Extremadamente sensibles e incómodas, llevan a evitar el contacto físico y aumentan el riesgo de mordida si el perro se siente amenazado.
• Irritación cutánea o alergias – Pueden generar lamido, rascado o mordisqueo compulsivo. Sin tratamiento, estos comportamientos pueden convertirse en hábitos persistentes, incluso cuando la causa original ha desaparecido.
El dolor puede disminuir la tolerancia de un perro al manejo, reducir su paciencia con personas u otros animales y aumentar la probabilidad de agresión defensiva.
Conductas Compulsivas y Neurología
Algunos comportamientos compulsivos provienen de irritaciones físicas continuas, pero otros tienen su raíz en problemas neurológicos o predisposiciones genéticas. Ciertas razas son más propensas a acciones repetitivas como perseguirse la cola, succionar un costado o caminar en círculos. Si no se tratan, estas conductas pueden ser difíciles de revertir porque se refuerzan a sí mismas.

Trastornos Neurológicos y Factores del Desarrollo
Las malas prácticas de cría —como en criaderos masivos (puppy mills) o criadores inexpertos— pueden derivar en problemas graves de salud y estructura, incluyendo:
• Displasia de cadera
• Escoliosis y otras deformidades de la columna
• Malformaciones articulares
• Problemas neurológicos congénitos
La endogamia aumenta el riesgo de transmitir estas condiciones, muchas de las cuales son incurables o requieren manejo de por vida.
Pero la genética no es el único factor prenatal. El estrés materno durante la gestación influye enormemente en el desarrollo del cachorro. El estrés crónico en la madre libera hormonas que pueden afectar el sistema nervioso de los cachorros, provocando:
• Mayor ansiedad
• Aumento de la timidez o miedo
• Sensibilidad a estímulos
• Menor tolerancia al estrés
• Reducción en habilidades sociales y de aprendizaje
Casos Prácticos: Cómo la Salud, la Genética y la Cría Afectan el Comportamiento
Alma – Golden Retriever
Preocupaciones del dueño: aparición repentina de masticado excesivo y consumo de objetos no comestibles como juguetes, piedras, pasto y artículos del hogar. Otros síntomas: letargo, aumento de peso y baja energía.
Al principio, los dueños pensaron que el problema era conductual —posible aburrimiento, ansiedad o búsqueda de atención—. Probaron con más ejercicio, juguetes interactivos y sesiones de adiestramiento, pero no hubo mejoría.
Una visita veterinaria reveló la causa real: hipotiroidismo, una condición a la que los Golden Retrievers son genéticamente propensos. Los bajos niveles de hormona tiroidea afectaban su metabolismo, energía e incluso su función cerebral.
Con el tratamiento hormonal, Alma recuperó energía, disminuyó el masticado compulsivo y mejoró su enfoque en el adiestramiento. En pocas semanas, sus dueños notaron una perra más calmada y equilibrada.
Este caso demuestra una lección clave: lo que parece un problema de adiestramiento puede tener un origen médico o genético. Sin tratar la causa subyacente, ningún entrenamiento habría resuelto el problema.
Nochka – Pastor Belga Malinois de 4 Meses
Cuando tomé este caso, pensé que trabajaríamos en lo típico de un cachorro: socialización temprana, comunicación y rutinas diarias. Pero Nochka era diferente.
Con menos de 16 semanas, ya mostraba signos de agresión y reactividad hacia niños pequeños, algo inusual en una etapa tan crítica para el desarrollo del cachorro. Mordía a su dueña al ser manipulada o redirigía mordidas durante episodios de reactividad —y no eran mordidas de juego—. También se asustaba fácilmente con ruidos urbanos como coches y motocicletas.
Al investigar, descubrí que fue separada de su camada y madre justo antes de las 8 semanas de edad. Esta separación temprana interrumpe el aprendizaje social vital con hermanos y madre, lo que suele generar mayor reactividad y mala inhibición de mordida.
Sus predisposiciones de raza añadieron otra capa: los Malinois son naturalmente protectores, con altísima energía e impulso de presa, y tienden a la hipervigilancia. En Nochka, estos instintos se intensificaron por la falta de socialización temprana.
Plan de entrenamiento:
• Aumentar ejercicio y enriquecimiento para canalizar sus impulsos naturales
• Desensibilizar a niños, ruidos fuertes y manipulación usando refuerzo positivo
• Fortalecer la comunicación con sus dueños
• Educar a la familia sobre las necesidades y estilo de vida que requiere esta raza
Este caso demuestra cómo la predisposición genética puede influir en el comportamiento incluso en perros muy jóvenes, y cómo el entorno, las experiencias tempranas y el adiestramiento deben trabajar juntos para guiar su desarrollo.
Por Qué Esto Importa para Dueños y Adiestradores
No todo comportamiento es “adiestrable” en el sentido tradicional. Muchas veces, factores fuera de nuestro control —genética, historial médico, experiencias tempranas— determinan el potencial de cambio de un perro e influyen en los resultados del adiestramiento.
Para adiestradores y dueños, esto significa cambiar el objetivo de “arreglar” un comportamiento a gestionarlo y apoyar las necesidades del perro. Significa buscar las causas de fondo en lugar de abordar solo los síntomas.
El dolor, los problemas neurológicos, la ansiedad y los rasgos genéticos pueden jugar un papel importante. Cuando nos enfocamos en las causas raíz, no solo mejoramos el éxito del adiestramiento, sino que también damos al perro la compasión y comprensión que merece.
Nota final: Sé cuidadoso e informado sobre el origen de tu perro. Mantente proactivo con revisiones veterinarias, sin esperar a que los problemas sean graves. Si no estás seguro del comportamiento de tu perro, consulta con un especialista calificado en comportamiento animal —como nosotros en EASY DOG— y con un veterinario para tener una visión completa.
Ojalá este artículo te haya dado una mejor comprensión de lo que tu perro puede estar experimentando, y recordarte que el comportamiento rara vez se trata solo de “malos hábitos”.

